Introducción

Hay cuentos de hadas, dragones, caballeros, magos, extraterrestres y personas. Hay cuentos cortos e historias largas...


Habia una pestaña que apuntaba al blog de cuentos de mi hija ahora inactivo.

martes, 14 de marzo de 2017

El nuevo hogar de Elisa



Después del largo viaje desde la Tierra y de escribir todo en su diario, Elisa se fue a dormir temprano porque estaba muy cansada. Su madre la despertó temprano por la mañana porque había que ir hacer la compra e iba a acompañarles un amigo de su madre. Era importante pues no había nada para comer en casa, solo un par de litros de leche, pan y mandarinas que les había regalado el vecino como bienvenida.

Después de desayunar, se arreglaron, salieron y les esperaba el señor que iba a acompañarles, que se llamaba Ramón y era de color carne, como ella. Empezaron a caminar en dirección al mercado, las calles eran muy interesantes, no eran como las que Elisa había conocido en la tierra, estaban pintadas de mucho colores y eran bastante amplias, con muchas plantas por todos lados. Su madre les dijo que las plantas ayudaban a limpiar el aire.

Había mucha gente por la calle y Elisa y sus hermanas ya empezaban a acostumbrarse al aspecto de los ganimedianos, aunque también había bastante gente de color carne.

Al doblar una esquina vieron a lo lejos a una familia con un perrito un poco extraño, de repente el perro salió corriendo y… ¡atravesó una pared¡ , la familia fue detrás de él y ¡atravesó la pared!.  Elisa estaba ansiosa por llegar al sitio por el que se habían metido ¿cómo era posible?, pero su madre y su padre iban hablando con ese señor y no parecían tener prisa, no entendía porqué no estaban tan sorprendidos como ella.

Cuando por fin llegaron, Ramón dijo: “Es aquí, vamos”, se puso a andar hacia la pared y ¡la atravesó!. Su mamá y su papá se miraron y el papá dijo “bueno, voy a probar”; caminó hacia la pared y “pafff” se pegó un buen golpe. Pobrecito papá, Elisa se puso a pensar en cómo podrían atravesar la pared.

Al cabo de unos segundos salió Ramón atravesando la pared de nuevo, les preguntó que porqué no entraban y le contaron que no conocían el sistema pues en la Tierra no se usaba. Él les dijo:

-  “Veis ese azulejo azul que hay justo delante, debéis pisarlo y podréis pasar, pues abre la puerta, luego os explicaré cómo funciona esto. Me quedaré aquí hasta que hayáis pasado”.

Primero entró la mamá de Elisa con Rita y Paquita y detrás el papá con Elisa, ¡¡qué tensión!!! dijo ella, estaba fascinada y disfrutando mucho del paseo.

El mercado era muy grande, había tiendas de verduras, de frutas y de carne… pero a Elisa le gustaba mucho el pescado, concretamente las sardinas y el gallo empanado; así que le preguntó a Ramón donde podían comprar gallo para la cena, el se rascó la barbilla y dijo:

-  “El pescado de la Tierra no es fácil de encontrar aquí pues tienen que traerlo desde allí, pero como ayer vino una nave (en la que vinisteis vosotros) seguramente haya” 

Se miró el reloj y dijo

- “Vamos rápido a la pescadería” y salieron todos corriendo detrás de él.

Cuando llegaron acababan de abrir y había poca gente, Ramón dijo:

- “Menos mal, como hemos venido temprano, aún no hay casi nadie en la pescadería, pero ya veréis dentro de 5 minutos como se pone” 

Cogieron número, era el 4, y esperaron su turno. En tan solo 5 minutos se formó una cola enorme de gente y Elisa se preguntó si habría gallos para todos.

La persona que estaba delante compró un montón de cosas y Ramón le dijo a la mamá de Elisa que aprovechara para comprar todo lo que necesitara porque hasta dentro de 10 días no llegaría otra nave con pescado.

Cuando les llegó el turno compraron un montón de gallos, sardinas, pescadilla, gambas, atún, calamares…. de todo, Elisa no se lo podía creer y preguntó dónde iban a meter todo eso. Su papá le dijo:

- “Nos lo llevan a  casa, tenemos una cámara para pescado en el sótano. Vamos a cocinar cosas muy ricas y voy a montar un restaurante"

La madre de Elisa le dijo a sus hijas: 

- “Una de las cosas que voy a hacer en mi trabajo, es ayudar a que se pueda criar aquí el pescado y no depender del transporte desde la Tierra”.

Elisa se puso muy contenta porque sus padres iban hacer que ella siempre tuviese pescadito.

Ramón también compró mucho pescado para su casa y cuando terminaron, se fueron a comprar la carne y después a la frutería.

Las mayoría de las frutas jovianas eran muy dulces y de sabor un poco picante, como los caramelos que les gustaban a Rita y Paquita. El frutero le dio una pieza de fruta de color azul a cada una y a las pequeñas les gustó mucho, pero Elisa quería plátanos, mandarinas y manzanas y por suerte quedaban unos pocos plátanos, naranjas y manzanas, pero no mandarinas. Elisa pensó que también había que llegar pronto a la frutería cuando fuesen a la compra y le dijo a su madre:

- "Tienes que ayudar a que puedan sembrar platanos, mandarinas y manzanas aquí"

Cuando terminaron de comprar se fueron a casa y Ramón les dijo que estaban invitados a comer, que guardaran la compra y se fueran con él.

Elisa cogió un libro antes de salir por si se aburría en casa de Ramón y se fueron para allá. Vivía bastante cerca así que llegaron en 5 minutos.

Ramón tenía cuatro hijos, dos niñas y dos niños, uno de los niños era muy mayor, una de las niñas tenía la edad de Elisa y la otra niña y el otro niño eran más pequeños. La esposa de Ramón se llamaba Sonia y era amiga de la mamá de Elisa desde que iban a la universidad y Elisa la conocía de fotos, aunque ahora era un poco más mayor.

La niña de la edad de Elisa se llamaba Carlota y parecía simpática, iban a estar juntas en el cole. Elisa le preguntó cuanto tiempo llevaba ahí viviendo y ella le dijo que su hermano había nacido en Madrid, pero que ella había nacido en Ganímedes, ¡era joviana pero de color carne!. Elisa tenía que averiguar cómo era eso posible.

Comieron muy bien y jugaron toda la tarde, cuando ya estaba anocheciendo, Carlota le dijo que iban a salir a ver el cielo, que fuese con ella, así que Elisa le pidió permiso a su madre para ir con Carlota y su familia a ver el cielo y ella le contestó que iban a ir todos. ¡Estupendo! iban a ver el cielo nocturno. A Elisa le encantaba salir de noche a buscar la luna,  pero ¿se vería la luna desde allí?.

Cuando llegó el momento, se pusieron los abrigos y se montaron en un ascensor muy grande que había en la casa de Ramón y Sonia, Carlota le dijo a Elisa que el ascensor les iba a llevar a la terraza para ver el cielo. Se sentaron, se pusieron los cinturones y tardaron un rato largo en llegar a la terraza, debía estar a mucha altura.

La terraza era un mirador muy grande cubierto por una campana de cristal, con un telescopio y una gran mesa a un lado . Al salir del ascensor Elisa se quedó con la boca abierta, el cielo era impresionante, había millones de estrellas y se veían varias lunas, pero… Júpiter era enorme, ocupaba la mitad del cielo.

Sonia les dijo que Júpiter tenía muchos satélites pero había 4 lunas (los satélites más grandes), las 2 lunas más grandes que veían eran Io y Calisto, otra grande que no se veía era Europa que debía estar del otro lado del planeta, pero que a lo mejor aparecía en un rato porque daba vueltas muy rápido alrededor de Júpiter, y que Ganimedes era otra luna de Júpiter, la más grande.

Carlota  dijo que los días que estaba Io muy cerca, se veía de colores.

Elisa preguntó si tenían una terraza así en su casa, pero no tenían, Ramón y Sonia eran astrónomos y la tenían para trabajar.

Ramón dijo que esa noche era muy buena porque no estaban de frente a Júpiter y se podía ver mucho cielo, que había noches que solo se veía a Júpiter y las mejores eran cuando estaban de espaldas al enorme planeta. Les dejó mirar por su telescopio y Elisa pudo ver la tierra y la luna, estaban bastante lejos.

Después de un rato bajaron a la casa, se tomaron una pizza y un vaso de leche, se despidieron y se marcharon a su casa. Elisa estaba deseando llegar para escribir en su diario todo lo que le había pasado ese día, pensaba que Ganimedes era un sitio fantástico y ya tenía dos amigos, seguro que iba a ser muy feliz viviendo allí.


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