Introducción

Hay cuentos de hadas, dragones, caballeros, magos, extraterrestres y personas. Hay cuentos cortos e historias largas...


Habia una pestaña que apuntaba al blog de cuentos de mi hija ahora inactivo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

El viaje de Elisa


Elisa vivía en una ciudad muy bonita que tenía de todo, montes, playa, cines, parques y tiendas de caramelos, ya había cumplido 6 años y le gustaba mucho ir al parque con sus amigos y jugar con sus hermanas pequeñas, Rita y Paquita.

La mamá de Elisa era una científica muy importante y le habían pedido que se trasladara a Ganímedes (una de las lunas de Júpiter) para ayudarles a hacer crecer las verduras, pues estaban teniendo problemas con eso.

El papá de Elisa era cocinero y le pareció muy interesante la oportunidad de experimentar nuevas recetas con los productos jovianos, le habían dicho que las vacas jovianas eran más altas y los jamones de los cerdos jovianos eran más gordos.

Total, que ya tenían los billetes y la mudanza organizada, y salían de viaje esa misma tarde.

Como solo iban a estar allí un par de años, Elisa pensó en escribir un diario de viaje para leérselo a todos al regresar. Cogió su mochila y metió dentro el diario, su estuche de pinturas, su muñeco favorito y un monopoli que le habían traído los Reyes Magos. Sus hermanas, Rita y Paquita, llevaban un montón de juguetes, así que no se molestó en llevar nada más para el viaje.

El trayecto de la Tierra a Ganímedes es bastante largo, así que el viaje duraba once o doce horas. A Elisa le parecía mucho tiempo, pero la primera vez que su madre hizo ese viaje se tardaba semanas, cuando su abuela era joven se tardaba meses y en la época de su bisabuelo el viaje duraba años.

Se despidieron de sus vecinos y de su familia, y se montaron en el taxi camino del aeropuerto. Cuando llegaron, Elisa se quedó impresionada, había viajado en avión para ir de vacaciones pero nunca en una nave espacial y era enorme, muy muy grande, cuando entraron dentro había un montón de asientos con televisión, y una sala de juegos, Rita y Paquita se fueron corriendo para allá, pero las azafatas les dijeron que para el despegue debían estar sentadas.


La nave despegó muy suavemente, pero Elisa notó que se le pegaba la espalda al asiento y se le taponaban los oídos. Eso duró unos cinco minutos y les dieron permiso para levantarse; así que sus hermanas se fueron corriendo a la sala de juegos y Elisa decidió quedarse un rato sentada con su mamá mirando por la ventanilla.

Poco a poco se iban alejando de la tierra y llegó un momento que se veía del tamaño de un balón, luego de una pelota de tenis, después de una canica…. Y al final la perdieron de vista.

Por la ventanilla se veía el cielo lleno de estrellas, tantas que no había casi ningún hueco libre.


Después de llevar un rato viendo las estrellas, miró hacia el pasillo de la nave y vio acercarse a un niño un poco raro, tenía la piel muy oscura, el pelo blanco y los ojos muy claros y rasgados como los de los chinos, pero no era chino.

Cuando llegó a su altura, Elisa le dijo:

- Hola me llamo Elisa ¿y tú?

El niño se quedó pensando y le contestó en un idioma que ella no entendía, pero su padre si lo sabía y se lo tradujo:

- “Te ha dicho que se llama Javier”

Elisa dijo que se iba a vivir a Ganímedes y el niño le contestó que él era de allí y había estado de vacaciones en España. ¿Cómo era posible que su padre supiera el idioma de Ganímedes? A Elisa le pareció alucinante.

Estuvieron jugando hasta que se quedaron dormidos y la madre de Javier fue a buscarle.

Elisa estuvo dormida casi todo el camino y cuando se despertó ya se veía Júpiter por la ventanilla, era muy bonito, su madre le había contado que estaba hecho de gas y que si hubiese sido mucho más grande, sería una estrella.


Trajeron el desayuno y Elisa despertó a sus hermanas para que no se quedaran sin comer, en cuanto terminaron su mamá les dijo que se abrocharan los cinturones porque iban a aterrizar, Elisa se lo abrochó rápidamente y se puso a mirar por la ventanilla, se veía la superficie de Ganímedes, no había bosques, ni mares… no se parecía a la Tierra y Elisa no sabía si le iba a gustar vivir en un sitio así.


La nave descendió, el aeropuerto estaba bajo tierra y fue entrando muy despacito. 

Cuando ya estaba dentro, el paisaje era impresionante, se veían inmensos bosques a lo lejos y una ciudad muy luminosa.


La nave aterrizó y descendieron, después de recoger las maletas salieron del aeropuerto y les estaba esperando un hombre que se parecía a Javier. Elisa miró a su alrededor y casi todo el mundo era como Javier, le preguntó a su mamá porqué eran así y ella le dijo:

- Han cambiando para adaptarse a vivir en este planeta, que no es igual que la tierra.-

Elisa se quedó pensando y dijo:

- Entonces ¿nosotros también vamos a ser así?-

Su madre sonrió y le dijo que no, que ellos ya habían nacido así.

El hombre que les esperaba sabía hablar español y Elisa le preguntó si era muy difícil hablar el idioma “ganimediano”; él dijo que no, que seguro que ella lo aprendía muy pronto ya que en Ganímedes se hablaba inglés, ¡menos mal! Elisa había creído que era un idioma extraterrestre que solo podían hablar los que nacían ahí.

El hombre les llevó a su nueva casa en un coche y estuvo charlando con sus padres durante todo el camino.

La casa nueva era muy interesante, tenía ventanas redondas y estaba pintada de muchos colores. Elisa preguntó cual era su habitación y se fue corriendo a verla, ya estaban ahí todas sus cosas y era muy bonita, había un tocador y una lámpara de cristales de colores.

Se sentó en la mesa, sacó su diario y empezó a escribir todo lo que le había pasado en el viaje, había sido muy interesante.


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